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Si bien es un término relativamente nuevo, conocemos a los alimentos funcionales como aquellos productos alimenticios que son enriquecidos con componentes naturales para generar un efectivo preventivo o para promover la salud fisiológica. Su apariencia es muy similar a la de un alimento convencional, pero la presencia de este tipo de alimentos está tanto de manera natural como a través de mecanismos biotecnológicos que modifican sus componentes para el beneficio de la persona.

Ahora que sabemos su concepto, es necesario conocer la variedad de alimentos funcionales que existen:

  1. Probióticos:

Muchos hemos asociado este término con las propiedades de los yogurts. Sin embargo, los probióticos son mucho más que eso. Son microorganismos vivos que – a través de los alimentos – llegan al aparato digestivo, modificando la flora bacteriana para tu beneficio. Es importante señalar que deben ser consumidos en productos recomendados, ya que deben permanecer vivos en su trayecto por todo el intestino para que puedan ser capaces de adherirse a la mucosa intestinal.

  1. Prebióticos:

A diferencia de los probióticos, esta parte del alimento no se digiere en el intestino. Los prebióticos ejercen su efecto beneficioso al actuar con la Microbiota bacteriana intestinal, potenciando algunos de sus componentes y estimulando el crecimiento selectivo de algunos microorganismos.

  1. Simbióticos:

Se les llama así a los alimentos que contienen probióticos y prebióticos en su interior, proporcionando no solo la suma de beneficios de ambos, sino el incremento de sus propiedades.

  1. Otros componentes funcionales:

En cuanto a otros alimentos, sus propiedades van ligadas a múltiples beneficios, entre los que tenemos:

  • Contenido de vitaminas A (zanahoria, espinacas)
  • Contenido de vitaminas C (cítricos)
  • Contenido de vitaminas E (aceite de oliva)
  • Fito estéril e isoflavona (soja)
  • Flavonoides (uvas, te)
  • Licopeno (tomate)
  • Ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva)
  • Ácidos grasos poli saturados (pescados), etc

 

Como puedes ver, los alimentos funcionales no pueden generalizarse, ya que cada uno posee una acción específica según su origen, dosis, frecuencia de ingestión, etc. Sin embargo, sí podríamos hablar de sus acciones específicas:

1. Acción Antiinfecciosa: Producen anticuerpos e intervienen en la adhesión de microorganismos a la mucosa intestinal.

2. Acción Antialérgica: Degradan los antígenos alimentarios y reducen la respuesta inflamatoria intestinal.

3. Acción Digestiva: Estimulan la actividad lactásica, lo que permite la digestión de lactosa en individuos intolerantes.

4. Acción Anticonstipación: Aumentan el volumen y composición fecal y producen ácidos grasos de cadena corta.

5. Acción Antineoplásica: Mejoran la respuesta inmune y reducen las enzimas que estimulan la síntesis de carcinógenos.

6. Prevención del riesgo cardiovascular: Desconjugan las sales biliares y, en el caso de las vitaminas E, C, la provitamina A y los flavonoides, producen una acción antioxidante que beneficia al organismo.

7. Acción antiobesogénica: Disminuyen el tiempo de digestión y absorción de alimentos y provocan una respuesta postprandial de insulina lenta.

 

No cabe duda que los alimentos funcionales aportan al bienestar de nuestro organismo. Esto, sumado a la gran variedad de productos que los poseen, hace que se vuelvan parte de nuestra dieta diaria.

Si quieres seguir aprendiendo con nosotros, te recomiendo que le eches un vistazo a todo lo que Flora Interior tiene para ti.